Una nueva etapa, el segundo, tercer o cuarto acto; el comienzo del fin, o un nuevo comienzo. Ver la botella medio vacía o medio llena; tantas posibilidades o tan pocas... Sentimientos contradictorios que, en la línea de este blog, mi blog, nuestro blog, quiero compartir con vosotros en un día señalado; el día en que cumplo cuarenta años.
Si miro atrás hay risa, hay felicidad; una infancia realmente afortunada, con unos padres y una hermana que a día de hoy siguen siendo mis pilares. Una gran familia que siempre me ha arropado; mis abuelos, y esa sensación de protección que tengo cuando pienso en ellos; mis tíos, siempre pendientes, aún sin ser yo consciente; mis primos, muchos, y todos necesarios; hoy creo poder decir que estamos más cerca que nunca.
Si miro atrás hay juegos, hay amigas (colegio de chicas, ya sabéis); hay cambios, siempre cambios. Hay tristeza en lo que dejé, pero también, con el tiempo, la perspectiva de ver que lo que soy ahora es fruto de todo aquello, de lo bueno y de lo malo; cada vez que sufro, pienso en aquella época, y sé que una vez que se supera, eres mucho, mucho más fuerte. Y todo porque no me rindo, nunca lo he hecho; siempre intento con todas mis fuerzas las cosas y las personas, (sí, también las personas se intentan); por eso nunca he considerado que he fracasado. Me he equivocado, y mucho, he cometido errores y causado daño sin quererlo, pero nunca he dejado de luchar por lo que verdaderamente quería.
Hay una excepción: sí dejé a un lado el escribir, que me apasiona desde que era niña, y mirad. A mis cuarenta, lo he conseguido; escribo, me leéis, e incluso a veces ¡me hacéis caso! Hablando en serio, no sabéis lo gratificante que es que alguien me diga que ha disfrutado de un libro que ha leído porque yo he recomendado (Nacho, Mar), o que está deseando ver tal o cual película, o que ha comprado Black Stories (verdad, Candela y Pedro), o sencillamente que ha recordado sus momentos con los míos, se emociona conmigo y llora conmigo (a que sí, Miri, Gema, Marta). Y quien puntualmente me lee, me manda mensajes y me anima (Elena, PT). Y aquellos que por pura casualidad han iniciado una aventura similar que seguramente, y dado todo lo que nos apasiona y lo que disfrutamos juntos, terminará por unirse (esto no digo quién). Los fijos, que me seguís y compartís cada día que escribo; David, Maria Antonia, Emi, Laura, Sacri, Oscar, Dulce, Pedro, Mercedes, Carlos, Pilar, María... Antonio, de vez en cuando y a regañadientes..., mis tíos, Javier (aunque está suspenso en el examen) Edu... Seguro que alguno se me olvida, y hay muchos de vosotros que me leéis y yo no lo sé aún, o incluso que no conozco; quiero que sepáis que agradezco cada comentario, cada broma, cada guiño... Todos, sin excepción, haceis mis días bonitos.
¿Y sabéis qué? Con eso me quedo. Con los amigos de la infancia que conservo, con los recuerdos de mis ciudades, con los que ahora han llegado a ser, como decíamos en la entrada del martes, familia. Me ha costado mucho tiempo verlo; ahora sé que el cambiar ha enriquecido mi vida. Con vosotros, que me habéis ayudado a cumplir un sueño (alguno incluso soportando gruñidos cada vez que estaba escribiendo, ¿te recuerda a algo David?) Y por supuesto, con mis hijos. Motor y alegría de mi vida, tanto su padre como yo estamos tremendamente orgullosos de ellos; algo habremos hecho bien.
Así que a mis cuarenta, y a pesar de que el último año no ha sido el mejor, creo que estoy aprendiendo. Que poco a poco voy madurando y que aunque nunca lo hubiera pensado de mi, soy fuerte. Y ¿qué tengo que hacer? Lo que venía haciendo. Seguir luchando, seguir esforzándome y que nunca me quede la sensación de que tiré la toalla.
Y esa, precisamente esa, es mi recomendación para hoy. Me decían ayer (en cierto grupo de Watsapp) que si iba a decir mi edad. Y por qué no. Yo estoy orgullosa de cumplir cuarenta y de lo que he conseguido en la vida; los sueños se convierten en realidad en una forma insospechada, pero siguen siendo los nuestros. No es lo importante los años que se tengan sino lo que uno ha hecho con ellos. Y sobre todo, mirad hacia atrás solo para recordar lo bueno y para aprender de vuestros errores; si no estaréis perdiendo el tiempo. Aprended, aprended y aprended, y actuad en consecuencia; atreveos a vivir, a luchar por vuestros sueños, a hacer aquello que os haga disfrutar, que os haga afrontar el resto de vuestra vida como si de verdad, por encima de todo, eligiérais vivirla.
Se me olvidaba. Hoy, de regalo, una canción que ya hemos oído aquí; que aleja las nubes aunque solo sea un instante y que forma parte ya, muy especialmente, de nuestra banda sonora, la de en ese momento del día.
Se me olvidaba. Hoy, de regalo, una canción que ya hemos oído aquí; que aleja las nubes aunque solo sea un instante y que forma parte ya, muy especialmente, de nuestra banda sonora, la de en ese momento del día.