De vuelta con Silvio

miércoles, 29 de marzo de 2017

Y  repente, una tarde cualquiera, se me ocurre volver a escribir. Ningún suceso especial, sólo una canción, pero qué canción... pura poesía, un canto a un amor que duele, porque no ha llegado a serlo; Silvio Rodríguez y su Óleo de una mujer con sombrero.

La habré escuchado un millón de veces, cuando venía a cuento en mi vida, y también cuando no; siempre vuelvo a ella, a Silvio, cuando siento nostalgia, pero también cuando me hace falta cuidar el alma. No sabría decir por qué, pero escuchar a Silvio, y muy especialmente esta canción, me produce una calma q pocas cosas pueden conseguir. Empieza siendo tristeza, pero pronto, muy pronto, se transforma en paz, en serenidad y en comienzo. Siempre. Me considero afortunada por tener este refugio, y siempre agradeceré a quien trajo a Silvio a mi vida; seguro que ella lo recuerda.

Y por eso he pensado en ofreceros (de nuevo, porque ya publiqué una entrada sobre Mano a mano) mi bálsamo, para que, si no lo habéis hecho ya, empecéis a utilizarlo. Empezad con esta canción, escuchad un lamento por un amor que ha fracasado sí, pero atentos a la forma en que se enfrenta el autor al fracaso. Esa mujer, que por cobarde, se ha perdido "esa bella locura", "mi forma de amar", "mi huella en su mano". Es ella quien ha huido, y por tanto es ella quien ha perdido.

Porque en el amor, la cobardía no puede existir. Dos conceptos que, si no lo hacemos ya, debemos considerar opuestos, enfrentados en un duelo en el que sólo uno puede sobrevivir. "Los amores cobardes no son amores ni historias, se quedan ahí". Cómo vamos a enfrentarnos a algo tan arriesgado, tan necesitado de entrega y generosidad como es el abrir nuestro corazón y nuestra alma a alguien, siendo cobardes. En el amor, como en todo, la cobardía estorba, impide avanzar y deja un sabor amargo. Sí, en todo. Pensad en vuestra propia vida, en aquellas decisiones en las que os guió el no querer correr riesgos... aún hoy nos dejan un nudo en la garganta, ¿verdad?

Pensad en ello, escuchad la canción con los ojos cerrados, saboreando y haciendo vuestra cada palabra. Vosotros sois los valientes, sentid que todo es posible. No hay garantía de éxito, es verdad, pero sí de la paz interior del que sabe que se ha entregado, que ha amado, aun cuando no haya sido correspondido de la misma forma; el sentimiento de las cosas bien hechas, y el orgullo de haber sido capaz de algo tan difícil como amar. 

Por mi parte, gracias de nuevo a Silvio por despertar esta parte de mi que me llevaba, entre otras cosas, a este rincón cada semana, por traerme de nuevo mi "momento del día".