Konets, cerrando el circulo de Gellida

lunes, 8 de enero de 2018

Leí a Gellida por primera vez prácticamente al inicio de mi aventura bloguera, y recuerdo perfectamente la sensación que me acompañó al terminar Memento Mori: “quiero más”.  Y así pasé por las dos trilogías, con el inciso de Khimera y llegué al final prometido: Konets. El libro que pone punto y final a este periplo, que cierra el círculo. Un círculo formado por historias que de algún modo se conectan, aunque cada trilogía es independiente, y Khimera y Konets también lo son. Suena complejo, y lo es; imaginad un laberinto que contiene varias ciudades unidas por túneles subterráneos casi ocultos... eso es lo que ha construido Gellida en estos años.

Y así, me enfrento al último libro con desgana; no quiero que se acabe. He disfrutado mucho con Gellida, me ha descubierto personajes, historias y hasta una nueva forma de leer: libros con banda sonora. 

Y asi, me enfrento al último libro con ganas; quiero que se acabe. Necesito un punto y final, un colofón, un hilo conductor. Necesito que el círculo se cierre y que abra el camino a algo nuevo.

Abro Konets, y Gellida me acompaña en un tour por lugares conocidos. Encuentro viejos amigos a los que echaba de menos, conocidos, todo se va embrollando hasta llegar a un momento en el que no sé ni dónde estoy... un momento, ahí está el hilo, y al seguirlo voy desenredando la historia, cerrando capítulos. 

Abro Konets, intuyendo que este viaje termina aquí, y avanzando casi sin darme cuenta, he llegado. Hemos llegado: el autor siempre presente en sus libros, casi como si estuviera contándote la historia en el sillón de la lado.

Cierro Konets, y sé que no hay más. Y eso en cierto modo hace que todo el proceso sea perfecto, que se adivine la tela de araña en la que el autor nos ha atrapado, y cómo ahora nos deja fuera, sin saber muy bien qué ha pasado.

Cierro Konets, y sé que hay más. Que mientras esta historia agonizaba, quizás mucho antes, el universo Gellida tenía otro plan. Esperando, impaciente, curioso, a que sus personajes y sus lectores se amaran, se odiaran, se comprendieran y se perdonaran. Y por fin, permitiéndoles despedirse.

Mi recomendación hoy es que os sumerjáis en este particular y retorcido mundo creado por Gellida. Vais a disfrutar, vais a estremeceros, a sentir la dualidad que existe en todos, incluso en vosotros mismos. Que el bien y mal no es absoluto, que el futuro no es algo lejano e inimaginable, que nuestras peores pesadillas están más cerca de lo que creemos.


Y sobre todo, vais a conocer a un autor que sinceramente, no tengo ni idea de qué camino seguirá después de este viaje. Lo que sí sé, es que ahí estaré para descubrirlo. 


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