Un momento de película: Fargo

lunes, 1 de febrero de 2016

Hoy os traigo una película que cualquier persona que se considere aficionado al cine, debería haber visto. No era mi caso; durante mucho tiempo cada minuto libre lo pasaba con un libro en las manos, quizás porque era lo que necesitaba en ese momento. Ahora, sin embargo, hay momentos que no puede llenar un libro, o que merecen ser compartidos, y vuelvo la mirada al cine. 

De manera que hoy viajamos a la América profunda. Extensiones de nieve hasta donde la vista alcanza; todo es frío, una sensación que llega al espectador en forma de desolación. Una calma aparente que sin embargo no produce tranquilidad, sino un desasosiego que al principio, parece inexplicable. 


La introducción, tramposa, trata de preparar a quienes asistimos a esta manipulación de los Cohen, de situarnos en el lugar que ellos han diseñado para nosotros. Por supuesto, caemos en sus redes, y nos preparamos para lo peor. Comienza el espectáculo. 

Creo que no despegué en ningún momento la vista de la pantalla. No pude. Comenzó atrapándome el personaje de Jerry (William H. Macy), con su mezcla de nerviosismo, falta de escrúpulos, avaricia y modales. En algún momento, empiezo a verle el lado cómico, pensando que en realidad no debería parecerme cómico; la historia es trágica, ¿no? En ese momento, cuando las dudas comienzan a abrirse paso en mi mente, entran en escena Carl (Steve Buscemi) y Gaear (Peter Stormare), los matones contratados por Jerry para secuestrar a su mujer y estafar a su suegro.  Empiezo sintiendo una sensación cercana al miedo; seguramente está a punto de producirse un violento estallido, quizás del más callado, el de la mirada vacía... El estallido no se produce y la situación empieza a parecerme cómica, pero en realidad... 

Es entonces cuando comprendo que están jugando conmigo. Que nada es lo que parece y que los Cohen van a sorprenderme, a fascinarme y a entretenerme. Y así, desde este nuevo enfoque, me enfrento a LA ACTUACIÓN, así, en mayúsculas, de Frances McDormand; por una vez, me quedo sin palabras. La policía embarazada, que va tambaleándose por cada escena del crimen dejándonos momentos como aquel en el que se dobla para evitar las náuseas matinales al lado del coche en el que hay un cadáver. No puedo evitar reír cada vez que aparece en pantalla. 

Y así, vamos yendo de un extremo al otro; imágenes fuertes, sangrientas, dan paso al absurdo. Como trasfondo, una reflexión: lo que puede esconder la aparente rutina, una vida plana, casi aburrida, que sin embargo es la punta del iceberg. Una persona anodina, un lugar  donde nunca pasa nada, han sido el origen de un auténtico torbellino de horrores; los Cohen han creado una historia que parte de la nada, nos lleva por un camino que es un espejismo; cambiamos de senda, pensando que los hemos descubierto, para al final percatarnos de que el mensaje es otro. ¿O no hay mensaje?

Mi recomendación: olvidad todo lo que he dicho aquí. Al menos hasta que la hayáis visto. No os dejéis influir por ninguna opinión previa, y no os dejéis guiar. Ni siquiera por los Cohen. Una vez que la veáis, entonces sí; compartidla: una charla con amigos en la que seguro cada uno, ante la misma ficción, imaginó otra realidad. Descubrid Fargo. 

3 comentarios:

  1. La descubrí hace tiempo y me enamore de Francess

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    1. No me extraña... Pues ya sabes, tertulia pendiente.

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  2. Obra mítica de los Hermanos Coen. Recordando contigo Fargo me viene a la mente otra joya de ellos: Muerte entre las Flores. Para ver, recordar y comentar..

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