Momentos con mi niña

martes, 14 de julio de 2015

La frase más oída a un padre o una madre antes de decir algo bueno de su hijo es "no es porque sea mi hija, pero...". Cuántas cosas prometemos no decir/hacer antes de tener hijos, y al final, una por una, caemos en todas, ¿verdad? 

Hoy de hecho, voy a empezar con esa frase tan manida. Mi hija, Isabel, cumple diez años. Y no es porque sea mi hija, pero... Es una bellísima persona. Creo que es el mejor calificativo que se le puede aplicar, porque es bellísima por fuera, y lo que es más importante, por dentro. Lo que siempre he admirado de ella es que irradia serenidad, paz... Es mirarla y sentirte instantáneamente tranquilo, como si pudieras ver su alma, clara y pura, en sus ojos. 

Como podréis adivinar, Isabel ha protagonizado muchos de mis momentos. Os traigo los que sin duda tienen más relación con el blog: los momentos de lectura. Aún me sigo maravillando de tenerla a mi lado en el sofá, leyendo cada una su libro, ella ensimismada de modo que no es consciente de que la observo. Si se da cuenta, me mira y me sonríe, y ese, precisamente ese, se convierte en mi momento del día. 

Pero la aventura comienza cuando vamos a la librería. Qué diferente forma de abordar la entrada allí tenemos. Yo me paro en cualquier estante, miro, acaricio el lomo de los libros... Ella, que normalmente tiene las cosas muy claras, va directamente a donde le interesa, busca con la mirada y coge el libro que quiere. Si no va con una idea prefijada, me pregunta, y entonces sacamos algunos, leemos el argumento, miramos las ilustraciones, las portadas, y finalmente, decide. Cuando llega a casa, lo mete en su bolsa y se lo lleva de un sitio a otro porque como ella dice "a lo mejor tengo un rato para leer y si no me lo llevo, no puedo".

Ir a la librería se ha convertido también en un momento nuestro, de las dos. Tengo que reconocer que no espero a cumpleaños o fechas señaladas; quiero que se apasione por los libros y sé que para eso tiene que leer mucho. 

Mi recomendación hoy: buscad el leer con vuestros hijos, sobrinos, nietos... No os imagináis cuánto se puede compartir con un libro, desde que se elige hasta que se cierra, una vez terminado. Dad a vuestros hijos el regalo del amor por la lectura, que volverá a vosotros en forma de momentos, de recuerdos.

Y por último, como esta entrada la leerá mi niña, feliz cumpleaños cariño. Todos los que estamos a tu alrededor somos más felices porque estás tú. Y gracias por compartir conmigo tus libros, tus historias y tu risa. Te quiero.

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