Todos los momentos, toda la vida

domingo, 3 de mayo de 2015

No soy yo muy partidaria de días que se celebran obligatoriamente, con una excepción: el día de hoy. Un solo día al año en que las madres reciben el reconocimiento que deberían recibir cada día, en realidad, así que al menos por un día vamos a devolverles un poquito de lo que se merecen. 

Y yo, desde aquí, voy a hablar de la mía claro. La verdad es que cada uno de vosotros reconocerá rasgos de las vuestras; el amor de una madre es algo universal, profundo y con unos vínculos indestructibles. Luego cada una tiene sus pequeñas cosas, pero hasta en eso las reconocemos ¿verdad? O no os suena el "llevas el pelo hecho un desastre... ¡Con lo guapa que estás tú con tu melenita mona!" (En este punto mi hermana está leyendo muerta de risa). 

La mía es la base de nuestra familia. El núcleo, el corazón y el motor. Nunca ha sido de grandes demostraciones de afecto, al menos físicamente; sin embargo, siempre que me pasa algo, aún hoy, lo primero en que pienso es en mi madre, y el sitio donde me imagino segura, es en sus brazos. Siempre pendiente de todos, dando a cada uno lo que necesita y haciendo suyos nuestros problemas; muchas veces, más preocupada por ellos que nosotras mismas.

A pesar de que siempre ha estado delicada de salud, su fuerza ha sido y es inmensa. No importa que no se encuentre bien, ella ahí está. Tanto es así que muchas veces olvidamos preguntarle, que damos por hecho que puede con todo. Y sobre todo, que olvidamos agradecerle... o quizás es imposible agradecerle todo lo que ha hecho, hace y sigue haciendo.

Porque ahora sigue su labor con mis hijos. Digamos que el círculo de personas que la queremos, la necesitamos y la buscamos es mayor, pero los cuidados y atención que ella dedica a cada uno no han disminuido en lo mas mínimo. Mis hijos la adoran, los dos, pero con Isabel tiene una relación muy muy especial; Isabel, de todos, es la que más la cuida y está pendiente de ella. Y la verdad, me siento tremendamente feliz y orgullosa cuando lo veo.

Pero en este blog se trata,ya sabéis, de mis emociones, y no voy a dejar de hablar de ellas hoy. Afortunadamente la tengo cerca, muy cerca, tanto que no es raro que me enfade con ella, porque a mis cuarenta años me sigue "echando la bronca" cuando hace falta. Es incapaz de callarse, cuando tiene algo que decir no escucha e insiste todo lo que haga falta. Y diréis: ah, esos son sus fallos. Pues no, esos son sus aciertos, eso es lo que más necesito de ella (y cuando lea esto, ya no va a haber quien la pare). Siempre me dice lo que tengo que oír, lo que necesito oír aun cuando ni yo misma lo sepa.

Y sobre todo, por encima de todo, me inspira ternura. Toda una vida dedicada a nosotros, y ni siquiera se ha quejado una sola vez. La abrazaría mil veces, la besaría otras mil, y aun así no bastaría para demostrarle ni una pequeñísima parte de lo que la quiero. 

Y esa es mi recomendación: hoy, más que nunca, achuchadla fuerte. Decidle lo mucho que la queréis; eso es algo que nunca está de más. Pensad en lo que hace por vosotros, en qué significa en vuestras vidas. Dedicadle un momento en este día.

Mientras escribo esto no me olvido de personas que son importantes para mi y que no van a poder hacer eso hoy. Pero he conocido a esas madres y estoy absolutamente convencida de que están hoy a su lado; hoy y siempre en realidad, pero hoy más que nunca. Así que dad un beso muy fuerte al aire; estoy segura de que están ahí para recogerlo.   

3 comentarios:

  1. Una vida no basta para agradecerles todo lo que hacen por nosotros...yo procuro darle muchos besos y abrazos, y alguno que otro más, para los días en que como hoy no estamos cerca (e intentar arreglar esas peleas tontas que tenemos de vez en cuando).
    Es verdad que sacan fuerzas de donde no las hay, pero tu madre (mi tía y madrina a la que también adoro) es un claro ejemplo para esta frase. Aún cuando su cara refleja uno de esos días no tan buenos, puede cambiarla, para con una sonrisa decirte lo guapa que estás (lo de la melena también :) ) y centrarse por un momento en ti y como tú dices, darte su opinión sobre algo, que te guste o no vas a escuchar, porque siempre tiene razón.
    Aunque tengo, tenemos, la suerte de tener unas tías maravillosas que se preocupan, nos cuidan y nos han cuidado como a sus propios hijos. Así que desde aquí lanzo un beso y un abrazo enorme para que llegue a todas. ¡FELICIDADES!

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  2. Ya lo dice el refrán, "quien bien te quiere te hará llorar" y en el caso de las madres (unas más que otras) es mucho más fácil regalarle los oídos a un hijo, pero no es lo mejor para nosotros. Por eso, tiene gran valor que nos digan siempre la verdad, lo que realmente ven, porque pese a saber que pueden hacernos sentir mal y eso les duele más a ellas que a nosotros, lo hacen por nuestro bien.
    Eso y otras muchas virtudes las hace tan especiales.
    Mi pequeño homenaje también a tu madre, una madre todoterreno, que nos ha acogido siempre como si fuéramos uno más. Muchas felicidades.

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  3. Sabia yo que cuando llegara este "momento " no podría leerlo de un tirón ( hay mucho afecto y mucho sentimiento po medio), y se po cercanía que todo lo que valoras y le reconoces a tu madre es la pura verdad y m ha conmovido que se lo expreses con tanto cariño. Y no esperaba menos de ti. Un bsazo. P.T.

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