Momentos de ficción III

martes, 19 de mayo de 2015

Apretó los ojos, como si cerrarlos pudiera detener la nube negra, oscura, densa, que comenzaba a formarse. La contempló, como siempre, entre fascinada y horrorizada. Por un momento pareció que comenzaba a brillar; una leve esperanza se abrió paso entre las sombras. ¿Sería distinto esta vez? ¿Lo habría encontrado? 

***

La niña miraba fijamente al bebé, durmiendo en su cuna. Alargó una mano, y con el dedo índice comenzó a trazar imágenes invisibles por encima de la cabeza del niño. Casi automáticamente, la mujer que estaba a su lado cogió suavemente su mano y la bajó. La niña miró, interrogante, y su abuela, negó casi imperceptiblemente. “Luego”- susurró. 

Cuando llegaron a casa, la niña se sentó, esperando. Sabía que su abuela le explicaría, como siempre hacía. Había aprendido que era la única a la que podía acudir, la única que comprendía, que sabía. La que tenía las respuestas, la que hacía las preguntas adecuadas. Siendo más pequeña, intentó hablar con sus padres, que sencillamente, pensaron que se trataba de la imaginación exaltada de una niña acostumbrada a estar sola. Le hablaron de realidad, y de sueños; aun siendo tan pequeña, le hizo gracia. ¿Qué sabrían ellos de lo que encerraban los sueños?

En todo caso, al principio, todo era más fácil. La nube de los sueños de los bebés, de niños como ella, de su abuela… las personas a las que ella veía dormidas aún eran inocentes, buenas en el caso de su abuela. Además, ahora comprendía que siendo niña su visión ingenua alejaba las partes oscuras; siempre que acariciaba la nube hacía crecer la parte brillante, limpia. Con el tiempo, sus propios demonios internos se entrelazaban con las nubes ajenas; se alimentaban mutuamente y la parte oscura se fundía en su alma, dejándola exhausta y llenándola de una profunda tristeza. Así aprendió a no tocar. 

La primera vez que habló con su abuela, fue en una de estas ocasiones. Con 8 años fue a casa de una amiga y se sentaron juntas a ver una película en el salón. El hermano de su amiga, mucho mayor que ellas, estaba dormido en el sofá. Profundamente dormido; lo supo porque la nube se hallaba allí, justo encima de su cabeza, y sin siquiera pensar, casi por costumbre, alargó la mano para tocarla. 

Su amiga no se dio cuenta de nada, atontada delante de la tele como ella nunca había conseguido estar; tenía demasiados sueños ajenos en la cabeza. Pero nada más tocar la nube, percibió algo diferente; de pronto, su mente se llenó de imágenes: una chica joven mirando horrorizada a alguien situado justo encima de ella; un puño estrellándose contra su cara, y lo que más la estremeció: un sentimiento de tremenda satisfacción, una excitación que no había sentido nunca. 

Retiró la mano como si quemara; en cierto modo, así era. Notaba su alma dolorida; y miraba impotente la nube, sin partes brillantes, totalmente oscurecida, de forma que el abismo insondable que veía era palpable. 

Y entonces entendió: no se trataba de nubes de sueños, como siempre había pensado. Lo que veía eran los extremos del alma; lo mejor y lo peor de lo que una persona era capaz. Y comprendió que algunas personas sólo eran capaces de lo peor. 

Permaneció quieta en el sofá, engullida por esa nube oscura, incapaz de mover ni un músculo, atenazada por el pánico. Hasta que su amiga, llamándola, despertó a su hermano. La nube desapareció, pero seguía en la mirada del chico. Inmediatamente salió corriendo hasta casa de su abuela; algo en su interior le dijo que solamente encontraría consuelo allí. 

4 comentarios:

  1. La leche con las nubes!!!, si es q nunca llueve a gusto de todos.....

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    1. Yo conozco un Antonio Sancho que llueva o nieve es feliz. Y en verano más.

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  2. Sin palabras.. Y van tres.
    Sé que estás tanteando el terreno, explorando posibilidades, confirmándote a ti misma si es posible. Si te sirve mi humilde opinión, puedo afirmar que ES EL MOMENTO. La gran historia sólo está esperando una gran escritora que se atreva a escribirla. No te hacen falta más pistas.
    Un beso.

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  3. Como diría un abuelillo inocente : " mu bien traido lo de la nube " . Y yo te diría desde mi humilde parecer y como ya te han sugerido: A que estás esperando. ...?
    Un bsazo. P.T.

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