Un momento a lo grande: Vacaciones en Roma

viernes, 27 de febrero de 2015

Si hablo de Audrey Hepburn (cómo no), Gregory Peck, una vespa por las calles de Roma... A que ya sabéis de qué trata la entrada de hoy? 

Vacaciones en Roma es una película que produce un efecto sorprendente por lo común: si la mencionas a alguien que la haya visto, automáticamente sonríe (haced la prueba). He pensado mucho en cómo enfocar esta entrada, hasta que me di cuenta de que las emociones que me transmitió las tengo tan frescas como la primera vez que la vi, y asociadas a cada imagen que quedó grabada en mi recuerdo.

La primera que me viene a la cabeza es la de Gregory Peck y Audrey Hepburn en la Vespa. Él, con una media sonrisa, la viva imagen de la seguridad, la confianza, encuentra el complemento perfecto en una Audrey que se muestra encantada, sorprendida, encandilada con la emoción de las cosas por descubrir, y perfectamente consciente de que es mucho más que una ciudad lo que está conociendo. Hay que decir que cada uno de ellos da lo mejor de sí en esta película, y eso, en el caso de estos dos grandes del cine, es mucho decir. 

La segunda, Gregory Peck fingiendo que se ha quedado sin mano en la Boca de la Verdad. La imagen perfecta de una felicidad que se sabe efímera, del "carpe diem", del disfrutar de ese momento sin pensar en nada más. 

La imagen del baile. En la calle, entre luces y gente anónima. Un momento para disfrutar, de esos que estamos aprendiendo que sin ser algo importante y señalado sí conforman recuerdos, sí construyen una vida.

En general es una de esas películas que consiguen atraparte; no es fácil que el espectador sea algo más que un simple testigo, pero lo cierto es que los actores, las localizaciones, el argumento... consiguen que te olvides de que estás en el sofá de tu casa. Imaginaos hasta qué punto me influyó esta película que cuando tuve oportunidad de ir a Roma conocí la ciudad con estas imágenes en mi cabeza.

Una película perfecta para este blog, una enseñanza perfecta entre líneas, más allá de la historia de la princesa en la jaula de oro; hay que arriesgarse, es fundamental para ser feliz. El esfuerzo, las obligaciones del día a día, la responsabilidad, son parte de nuestra vida y de nuestra personalidad. Pero siempre hay que ir un poco más allá, porque también para buscar la felicidad hay que esforzarse. Estar atento a los detalles, dar importancia a las pequeñas cosas, a una sonrisa, una conversación; cuidar a los que día tras día están a nuestro lado. 

Y amontonar recuerdos que nos ayuden a sobrellevar esos días en que todo cuesta un poco más. Sin dejarlo ni un minuto más, desde este momento en el que estáis leyendo.  

6 comentarios:

  1. Es una película que me sorprendió muy positivamente. La recomiendo ver con un buen vino y con buena compañía.

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  2. " siempre hay que ir un poco más allá " nos dices ; esta precisamente creo que es la esencia general de tu blog, por eso nos haces pensar, sentir, emocionarnos y que merezca la pena seguir leyéndote. Besos. P.T

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  3. Desde luego tú nos regalas cada día un momento, un recuerdo con el que disfrutar. Y también con el que sobrellevar esos días en los que, como tú dices, todo cuesta un poco más.
    De nuevo, gracias por hacer que por un momento consigamos desconectar de todo y disfrutar con lo que estamos leyendo.
    Mil besos!

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    1. También para ti guapa, da gusto tener lectores así

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